With more than two decades of dedication to the JFK community, Tere Cancino has made a lasting impact as a school psychologist. Her journey with the school began 22 years ago, after deciding to leave Mexico City, where she worked at a school she had once attended as a student. While exploring new opportunities in Querétaro, she attended several interviews—one of them with Miss Mirtha Stappung, who at the time was serving as Elementary School Principal. That encounter marked the beginning of a journey that continues to this day.
“She told me that Middle School would be needing a psychologist for the upcoming school year, and that’s how this beautiful adventure began. I worked in Middle School for seven years, and ever since then, I’ve been at Elementary, now under the leadership of Mr. Mark Dunn,” Tere recalls.
Her motivation has always been clear: to help children discover and develop the tools they need to face challenges and make healthy, positive decisions throughout their lives. “My hope is that they become role models for other children and, as adults, pass on those life lessons to their own children and even grandchildren,” she says with emotion.
From her role within the Student Support Services department, Tere believes her main task is to identify needs and provide support, actively accompanying children and their families through different processes. “Often, my role is to be the bridge between all the people involved with a child. To do this well, I need clear goals and empathetic communication,” she explains.
When asked about the impact of her work, Tere doesn’t hesitate: “That children feel heard and respected, that they understand they have the freedom to act and express themselves, but also a moral responsibility toward others.” She believes that trust-based relationships with families and ongoing support help children, especially those with social-emotional or academic needs, thrive.
Tere finds deep fulfillment in working with children at this stage of development, which she sees as full of possibilities. “They’re building their self-concept and discovering who they are. This is the stage where the foundation is laid. Teaching them about empathy and resilience is essential—especially in today’s world,” she reflects.
Although she is the one offering support, Tere also learns every day. “Children are my little teachers. Every day they teach me something new and help me become a better human being,” she shares with gratitude.
From her perspective, emotional well-being is the cornerstone of learning. “When a child feels safe and emotionally well, they can focus on learning and developing other important skills. Without that foundation, it’s hard for any kind of learning to take root,” she notes.
One of the stories she treasures most is when former students visit her or recognize her on the street. “We greet each other, talk for a while, and without saying it, we remember that we once shared a meaningful and caring connection. That reinforces the importance of emotional support.”
Aware that she must take care of herself to care for others, Tere also prioritizes her own well-being. “I take responsibility for my emotional needs, recognize when to ask for help, and make time for the things I enjoy. When things get tough, I remind myself to take it one day at a time and trust that tomorrow will be different,” she says with wisdom.
Tere is proud to be part of Student Support Services, a team of professionals from diverse backgrounds who work together, constantly updating their knowledge and aligning their practices. “We have a true calling to serve. Every day we work for our children’s well-being. And we are fully aware of the responsibility that comes with being part of the school’s mental health team,” she concludes.
With her warmth, commitment, and passion, Tere Cancino represents the values that make JFK a community of care, guidance, and transformation. Her work, often quiet but always meaningful, leaves an indelible mark on every child she has supported throughout the years.
Con una trayectoria de más de dos décadas en la comunidad del JFK, Tere Cancino ha dejado una profunda huella como psicóloga escolar. Su historia con la escuela comenzó hace 22 años, luego de tomar la decisión de salir de la Ciudad de México, donde trabajaba en un colegio del que fue alumna. Buscando nuevas oportunidades en Querétaro, una entrevista con Miss Mirtha Stappung, entonces directora de Elementary, marcó el inicio de una aventura que continúa hasta el día de hoy.
“Me comentó que en Middle School necesitarían una psicóloga para el siguiente ciclo escolar y así comenzó esta bella etapa. Trabajé siete años en Middle School y desde entonces he estado en Elementary, ahora bajo la dirección de Mr. Mark Dunn”, comparte Tere.
Su principal motivación siempre ha sido clara: ayudar a que los niños descubran y desarrollen herramientas que les permitan afrontar retos y tomar decisiones sanas y positivas en sus vidas. “Mi deseo es que ellos mismos se conviertan en modelos para otros niños, y que, como adultos, puedan trascender estos aprendizajes en sus hijos e incluso en sus nietos”, afirma con emoción.
Desde su lugar en el área de Student Support Services, Tere considera que su labor es identificar necesidades, brindar apoyo y acompañar activamente a los alumnos y sus familias. “Muchas veces mi trabajo es ser ese puente entre las personas que estamos involucradas con los niños. Para lograrlo, es indispensable tener objetivos claros y una comunicación empática”, comenta.
Cuando se le pregunta sobre el impacto de su trabajo, Tere no duda: “Que los niños se sientan escuchados y respetados, que entiendan que tienen libertad para actuar y expresarse, pero también una responsabilidad moral hacia los demás”. Para ella, la clave está en crear vínculos de confianza con las familias y acompañar a los alumnos en su crecimiento, especialmente aquellos con necesidades socioemocionales o académicas.
Tere encuentra una profunda satisfacción en trabajar con niños en esta etapa de desarrollo, una que considera llena de posibilidades. “Están formando su autoconcepto y descubriéndose a sí mismos. Es la etapa donde se cimientan las bases. Enseñarles sobre empatía y resiliencia me parece fundamental, especialmente en el mundo actual”, señala.
Y aunque su labor es acompañar, ella también aprende cada día. “Los niños son mis pequeños maestros. Cada día me enseñan algo nuevo y me ayudan a ser mejor ser humano”, confiesa con gratitud.
Desde su experiencia, el bienestar emocional es el pilar del aprendizaje. “Cuando un niño se siente seguro y emocionalmente bien, puede enfocarse en aprender. Si no hay esa base, difícilmente habrá espacio para consolidar cualquier otro tipo de conocimiento”, explica.
Una de las anécdotas que más atesora es cuando antiguos alumnos la visitan o la reconocen en la calle. “Nos saludamos, conversamos… y sin decirlo, recordamos que compartimos una relación significativa y afectiva. Eso reafirma el valor del acompañamiento emocional”.
Consciente de que nadie no puede dar lo que no tiene, Tere también se enfoca en cuidar su propio bienestar. “Me hago cargo de mi emocionalidad, identifico mis necesidades y sé cuándo es momento de pedir ayuda. Disfruto las cosas que me gustan y, en los momentos difíciles, me repito que hay que ir un día a la vez, confiando en que el mañana será diferente”, comenta con sabiduría.
Finalmente, Tere destaca la labor del equipo de Student Support Services, un grupo de profesionales de distintas especialidades que trabajan de forma colaborativa y en constante actualización. “Tenemos una vocación genuina de servicio. Todos los días buscamos el bienestar de nuestros alumnos. Nos tomamos muy en serio la responsabilidad de estar al frente del área de salud mental de la escuela”, concluye.
Con su sensibilidad, compromiso y pasión, Tere Cancino representa los valores que hacen del JFK una comunidad que cuida, acompaña y transforma. Su labor, muchas veces silenciosa, deja una marca imborrable en cada uno de los alumnos que ha acompañado a lo largo de estos años.