Mauricio Soto, Mexican citizen (born in Uruguay), is the director of the JFK Orchestra, a project he launched in 2008 as the JFK Band. With a career spanning more than 22 years in directing student orchestras and educational projects, Mauricio has dedicated his life to sharing music as a tool for holistic development.
Mauricio’s relationship with music began at the age of seven, inspired by his father, who was also a musician. His academic background includes a bachelor’s degree from the University of Uruguay and a master’s degree from the University of Georgia in the United States, supported by a scholarship from the Organization of American States (OAS). His international experience, having lived in five different countries, has enriched his perspective both as an orchestra conductor and as a musician.
The JFK Orchestra: A unique artistic experience
Since joining JFK 17 years ago, Mauricio has led an artistic project aimed at bringing students closer to art and music. For him, the orchestra is a platform that not only teaches musical technique but also fosters sensitivity, empathy, and teamwork.
“Working with students of different ages and levels is always interesting. Older students learn patience, while younger ones benefit from interacting with older peers in a shared artistic project, which stimulates their learning,” says Mauricio.
The orchestra’s repertoire is diverse and exciting, including genres such as tangos, boleros, movie soundtracks, bossa nova, Christmas music, and popular songs. This variety not only keeps students motivated but also allows them to explore different styles and musical eras.
Mauricio believes the orchestra significantly contributes to the development of the school community, helping to shape more well-rounded and mindful individuals. “Music brings sensitivity and empathy, qualities that are greatly needed in our society,” he emphasizes.
He also highlights the importance of parental support in their children’s musical education. “Music and the arts help build character, promote teamwork, and develop responsibility. It is a privilege to see how we contribute to the growth of our students,” he says.
For Mauricio, working at JFK is an honor. “The healthy, respectful environment and support for professional growth are things I deeply value. Being able to contribute to our program and the formation of new generations is truly a privilege,” he concludes.
Thanks to Mauricio Soto’s leadership, the JFK Orchestra has become an invaluable opportunity for students to discover the transformative power of music and develop skills that will accompany them throughout their lives.
Meet the Jaguars: Mauricio Soto, JFK Orchestra
Mauricio Soto, originario de México y nacido en Uruguay, es el director de la Orquesta JFK, un proyecto que inició en 2008 como JFK Band. Con una trayectoria de más de 22 años en la dirección de orquestas estudiantiles y proyectos educativos, Mauricio ha dedicado su vida a compartir la música como un instrumento de formación integral.
Mauricio comenzó su relación con la música desde los siete años, inspirado por su padre, quien también era músico. Su preparación académica incluye una licenciatura en la Universidad del Uruguay y una maestría en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, gracias a una beca otorgada por la OEA. Su experiencia internacional, viviendo en cinco países distintos, ha enriquecido su perspectiva tanto como director de orquesta como instrumentista.
La Orquesta JFK: una experiencia artística única
Desde su llegada al JFK hace 17 años, Mauricio ha liderado un proyecto artístico que busca acercar a los alumnos al arte y la música. Para él, la orquesta es una plataforma que no solo enseña técnica musical, sino que también fomenta la sensibilidad, la empatía y el trabajo en equipo.
“Es interesante trabajar con alumnos de diferentes edades y niveles. Los mayores aprenden a ser pacientes, mientras que los menores se benefician de interactuar con personas mayores en un proyecto común, lo que estimula su aprendizaje”, comenta Mauricio.
El repertorio de la orquesta es variado y emocionante, incluyendo géneros como tangos, boleros, música de películas, bossa nova, música navideña y canciones populares. Esta diversidad no solo mantiene a los alumnos motivados, sino que también les permite explorar diferentes estilos y épocas musicales.
Mauricio considera que la orquesta contribuye significativamente al desarrollo de la comunidad escolar, ayudando a formar individuos más integrales y conscientes. “La música aporta sensibilidad y empatía, cualidades que necesitamos mucho en nuestra sociedad”, afirma.
Además, destaca la importancia del apoyo de los padres en la educación musical de sus hijos. “La música y el arte ayudan en la formación del carácter, fomentan el trabajo en equipo y desarrollan la responsabilidad. Es un privilegio ver cómo coadyuvamos al crecimiento de nuestros alumnos”, asegura.
Para Mauricio, trabajar en el JFK es un honor. “El ambiente sano, de respeto y apoyo al crecimiento profesional es algo que valoro profundamente. Poder contribuir con nuestro programa en la formación de las nuevas generaciones es ciertamente un privilegio”, concluye.
Gracias al liderazgo de Mauricio Soto, la Orquesta JFK se ha consolidado como una oportunidad invaluable para que los alumnos descubran el poder transformador de la música y desarrollen habilidades que los acompañarán toda la vida.





